lunes, 24 de febrero de 2014

SENSACIÓN de ESCRIBIR

CAPÍTULO 0:      PORQUE NOS DA LA GANA   (o justificación del proyecto)



Hay quien considera que una persona es tal y como trabaja y trabaja tal y como es. El silogismo se complica cuando escuchas a quien te recuerda que uno no es tal y como se ve a sí mismo sino tal y como los demás le están mirando.

Utilizando este embrollo de filosofía “low-cost” para relacionarlo con las Vocaciones, cabe admitir que aquellas personas que aman lo que hacen de forma incondicional, disfrutan del obsequio exclusivo de apasionarse con cualquier proyecto en el que se embarquen.

Por muy alocada que parezca cualquier idea, todos/as conocemos a alguien capaz de llegarla a contagiar o de compartir la intensidad de un sentimiento con la misma naturalidad que viene o se va la tramontana sin aparente motivo empírico.

“La Vocación es como la novia de los 15 años, rara vez te acabas casando con ella…“ Esa fue la categórica sentencia que un día me regaló (sin que yo se lo pidiera) otro soseras que había dedicado la mayor parte de su vida a gastar demasiado dinero en tratar de restaurar unos valores personales que defendía sin conocer.

Nina y yo preferimos pensar que todos aquellos que alguna vez acarician el privilegio de poner el alma en su cometido son muchísimos más que la legión de mediocres reinventados a sí mismos que comercializan un pack de motivación con cuatro frases de Facebook bien interiorizadas, un PowerPoint resultón y un exhaustivo compendio de obras de autoayuda.

Cuando, muy de vez en cuando, me atrevo a permitir que un libro me lea, juego a imaginar lo que recorre por el alma del escritor mientras está pariendo su obra y me pregunto una y otra vez: ¿Narrando nos narramos? (Gracias querido profesor de Literatura).

Se supone que un escritor tiene derecho a vivir por encima de su propio estilo identificativo. En función al momento vital concreto en el que se expresa, quizá se plasme la melancolía más refinada justo en la etapa en la cual se experimenta en su forma más pura.

Puede que otros prefieran navegar (con o sin timón) para surcar la imaginación, camino de la complicidad que nos permite fantasear por el mero placer de crear sin referentes reales (o por lo menos, creyendo que no se tienen en cuenta).

Probablemente hay veces en las que un narrador se siente tan dominado por la inspiración que le despierta la vida misma que experimenta casi la necesidad de dar vida a una historia estremecedora, sea real y/o ficticia (ahora no me apetece atreverme a definir las diferencias entre estos dos conceptos).

Otros profesionales tal vez consigan sobreponerse hasta el punto de poder reflejar el optimismo más deslumbrante en sus textos aunque en ese momento su existencia sea una autentica mierda cuyo hedor invite al suicidio más irreflexivo.

Nosotros tenemos la “suerte” de ni tan siquiera ser escritores. Eso sí, hace ya un cierto tiempo que caminamos hacia un sueño montados en el vehículo de nuestra Vocación, bajo el amparo de nuestra inconsciencia y con la inestimable cooperación de los que nos invitan a contagiarse.

La narración de nuestra historia es un nuevo intento para acercarnos un poquito más al calorcito de la utopía. Admitiendo que existen infinidad de “semibiografías” mejor diseñadas como producto literario, a priori parecidas, más intensas, mejor estructuradas… ¿Qué sé yo?

Pero la nuestra es la nuestra y la queremos compartir bajo el único compromiso de no tener ninguna necesidad de inventarla, con el placer de poderla seguir viviendo y con la esperanza de que un/a solo/a lector/a consiga decir: “Ha despertado en mi…

               ...

____________________________________________________________________________” 

(Espacio reservado para TU Libertad).





viernes, 31 de enero de 2014

¿ QUÉ TÍTULO ESCOJO PARA INVITARTE A LEERLO ?

(Antes de que me arrepienta de todo o del todo, voy a publicar un capítulo de lo que estamos escribiendo, me encantaría saber tu opinión siempre y cuando te atrevas a leerlo hasta el final. Gracias por anticipado...)



CAPÍTULO 4:      “ BAUTIZO A LOS 24 ”.

Mi hermana mayor, Susa, fue bautizada, hizo la comunión y se confirmó “como Dios manda”. Ximo, mi hermano mayor, se libró de confirmarse. A Carola, la siguiente, solamente la bautizaron de “bebita” y yo, que soy el cuarto, prefiero pensar que tuve la suerte de poder escoger (siendo razonablemente adulto) la opción que mejor me pareciera en base a mi Libertad individual (suena mucho más poético que reconocer que el penúltimo se suele comer una mierda pinchada en un palo).

El caso es que me tuve que bautizar un par de meses antes de casarme porque sino el cura le hubiera jodido (en nombre de Dios eso sí) el sueño estereotipado de mi prometida, aunque se hubiera obrado el milagro de triplicar el contenido del sobrecito de la generosa “aportación voluntaria” del tacaño de mi ex-suegro.

Imaginaos el papelón: Mis colegas en el parque de enfrente partiéndose la caja y todas las abuelitas entrañables del barrio esperándome a la salida de misa de domingo para achucharme con sus efusivos abrazos mientras me gritaban eufóricas:

-¡Bienvenido hijo mío a nuestra comunidad! Qué alegría que hayas hecho lo correcto...

Quince años después sigo preguntándome ¿Qué cojones quiere decir “hacer lo correcto”? Cuando me sienta con fuerzas, dedicaré un capítulo entero a enumerar respuestas absurdas.

Creo que tuve el privilegio de educarme en una de las primeras Escuelas que se atrevió a sustituir la asignatura de “Reli” por la de Ética. También considero que ha sido un regalo divino haber podido ejercer de profesor en un Colegio Católico durante todo un curso para poder formar una opinión contrastada, o cuando menos vivencial.

Y ahora es cuando debería echarle un par de huevos y expresar mi experiencia personal, hablar de los valores y de su transversalidad, de auténtico altruismo, de apariencias, de hipocresía, de fundamentalismos de todo tipo, de sectas casi destructivas… para sumergirme de lleno en el eterno debate de Religión y Escuela, barriendo para casa, como hacemos todos/as, conscientes o no de ello.

Pues mira por donde, no me apetece. Puede que parezca que no me atrevo a escribirlo para mantener una línea políticamente correcta al menos en cuestiones de fe. Pues vale, me conformo a cambio de aplazar el momento en el que encuentre la necesidad de sentirme suficientemente interpelado como para sacarlo de dentro y liarla parda.

Mientras tanto plagiaré la estrategia de quien un día utilizó el comodín de la diplomacia para confesarme creer en la gente que cree.

Por añadir algo de cosecha propia, lo que yo también creo es que el ser humano, desde tiempos pretéritos, siempre ha poseído la cualidad única de hacer negocio de cualquier sentimiento, cuanto más intenso, más rentable, llevándolo a tal extremo de demencia que hemos aceptado la palabra capitalismo como sinónimo de libertad.

El caso es que accedí a bautizarme y me casé por la Iglesia por Amor. Y esa sí que es la verdadera Religión transversal que podría salvar una Galaxia entera de la mierda de apatía general que está anestesiando media Humanidad (digo media para no resultar fatalista).

Por Amor cometes las mayores estupideces de tu existencia, lo admito. Prometes cambiar, llegas a pensar que es posible e incluso que lo has conseguido. Aparcas tus principios, te planteas renunciar a ellos, estás firmemente convencido de que merece la pena. La cagas y reiteras. Te hundes y rara vez sales indemne. Te entregas, enloqueces, hieres o te humillas.

Gracias al Amor paladeas la mezquindad, perdonas, olvidas (si descubres como, me lo pasas por el “waz”), te vengas, flotas, renaces, vuelas, te estrellas, aprendes, desaprendes (y mira que es difícil).
El Amor te da las alas para gritar a los 8 vientos (no son 4, coño) que te sientes capaz de todo, puede llegar a presentarte al miedo más formal que reside en una mente humana, te invita a plantearte si merece la pena vivir, se antepone a tu vida.

A veces el Amor parece jugar con la dignidad y con la cordura, pero nunca, nunca jamás el Amor te arrebatará la condición humana que te obsequia el privilegio exclusivo de Amar.

Es precisamente ese Amor (en el sentido más amplio de la palabra) el motivo de los mayores gestos de altruismo que cualquiera se haya atrevido a emprender.


El Amor es el motor de todo el Universo, puedes discrepar, te invito a ello porque así pasarás a formar parte de la gente que me atrae, pero me niego a pensar lo contrario y, si consigo convertir el regalo que MiriaM le ha hecho a mi vida en algo parecido a un libro, entenderás que tengo motivos de sobras para ser tan cabezota.

...

domingo, 26 de enero de 2014

HOY EMPIEZA TODO...

¿Tú crees que ya está todo inventado?

Por si acaso, he decidido iniciar una estupidez más adoptando el título de este genial documental francés...

Este Blog tiene la peculiaridad de nacer para intentar dar salida a esa Creatividad que solamente aborda fugazmente en determinados momentos en los que parece que vayas fumado.

Pienses lo que pienses, escríbemelo, tal y como te plazca, no te cortes, "no limits" para la libertad literaria, solo me siento con el derecho de pedirte que un segundo antes de publicarlo, trates de ponerte en mi piel.


GRACIAS POR ANTICIPADO...